Hasta ahora, los comercios debían abonar estos impuestos al instante de recibir un pago con tarjeta, lo que representaba un costo considerable, especialmente en un contexto de alta inflación. Este mecanismo obligaba a muchos comerciantes a ofrecer descuentos del 10% por pagos en efectivo o, en su defecto, aplicar recargos por pagos con tarjeta para compensar el costo adicional.
Con la nueva medida, los comercios podrán diferir el pago del IVA hasta 90 días, eliminando el descuento inmediato en cada transacción. Esto no solo aliviará la carga financiera sobre los comerciantes, sino que también incentivará el uso de pagos electrónicos, un sector que ha mostrado un crecimiento notable en los últimos años a pesar de las cargas impositivas.
El sector financiero ha recibido con buenos ojos esta medida, ya que podría impulsar aún más la adopción de pagos digitales. Los aranceles que cobran las tarjetas de crédito y débito (1,8% y 0,8%, respectivamente) no son lo que más encarece las transacciones, sino las retenciones impositivas. Con su eliminación, se espera que más comerciantes opten por estos métodos de pago, ampliando la ya extensa red de pagos digitales en Argentina.
Sin embargo, la medida también pone presión sobre los gobiernos provinciales. Caputo ha instado a las provincias a eliminar las retenciones de Ingresos Brutos sobre los pagos electrónicos, siguiendo el ejemplo del Gobierno Nacional. Esta demanda podría ser difícil de cumplir, dado que estas retenciones son una fuente importante de ingresos para las provincias.